MUERTE Y TIEMPO

En la eternidad el tiempo se disuelve en un todo o un instante. La muerte es la justa medida de una vida, vara con que se mide una duración, la posibilidad de un momento. Qué sería de un instante si no está acotado por la muerte: una cárcel, una eternidad, un infierno. Si habrá que buscar un más allá será a costa del sujeto porque el deseo es condena si se perpetúa, si nos obliga a encontrar la falla, lo terrenal en esa cotidianidad fantaseada paradisíaca, imposible.

La muerte da paso al tiempo en la medida en que el deseo obliga al movimiento. En lo inútil que resulta un recorrido sin meta otra que la muerte, la angustia nos obliga a pasar de un instante a otro en un acto, una palabra más. El verdadero valor de la libertad será saber que se puede decidir morir y sin embargo continuar decidiendo.

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