PSICOANÁLISIS Y CINE ENTRE LO VIRTUAL Y LO REAL


Capturados en un viaje hacia un laberinto en torno a un aleph, o perdidos en las repeticiones escherianas infinitas, nos encontraremos entre lo real y lo virtual en una dimensión propia también del cine. El cine descentra toda realidad, una hiper-realidad, una sub-realidad, alter-realidad  un "neologismo en lo real". Es lo que provoca con sus efectos no solo especiales, sino el cine en si mismo como causa. Del llanto más romántico ganador al trofeo del cliché hasta la representación más cruda e insoportable de nuestra naturaleza humana el cine ha logrado representar algo de eso real, de lo fantasmático, de ese objeto que causa angustia, risa, miedo...

Una toma cerrada, el matiz de los colores, la pausa, el tiempo, son parte del efecto. Este mundo virtual lleno de técnica para la proyección de una imagen no está del todo fuera de lo necesario de lo real, de esa dimensión natural, de este formato que en la gravedad, la verticalidad, la imposibilidad de la reversión del espacio en si mismo hace que una cámara tenga cierta disposición, que haya que armar un andamiaje, todo un escenario, una mascarada, una prótesis de la realidad.

Lo que falta no es la realidad como tal. Hace falta una puesta en acto, un lugar indicado para que el actor arme su escena en lo real y fuera de este. El cine necesita de esa toma panorámica que solo un hombre volador, imposible, pueda darnos, de ese acercamiento brutal, de esa inmovilidad, del silencio, de ese delirio compartido y representable tan solo en la sujeción de los tramoyistas. El cine necesita de lo real e incluso en su farsa no logra transgredirlo, lo virtual mantendrá una brecha con la realidad y gracias a esto es que nos acercamos y mantenemos distancia lo suficiente para procurar ese efecto que ya no es técnica sino corte.

Se imprime....
  

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