UNO

RUEDA DE LA FORTUNA

Vamos a empezar por el final, ya que es de eso que se trata, de entender que siempre estamos en el comienzo de algo y sin embargo no es un círculo lo que se dibuja sino un lazo, un ocho interno, una banda que tiene una sola cara, la banda de moebius. Empiezo por esta figura conocida entre los psicoanalistas que siguen las enseñanzas de Lacan, ya que nos permite comprender que no hay manera de aproximarse a un aprendizaje que no sea desde el mal entendido del lenguaje, a través de la metáfora. La metáfora sirve para apuntar a la verdad errando el intento, sirve para darse cuenta que estamos siempre empezando como en una paradoja:

Esta oración es falsa ...

Y la falsedad se demuestra en tanto hay diferentes puntos desde donde anclar la verdad. La verdad es entonces efecto de un momento que necesariamente nos obligará a empezar nuevamente y replantearnosla, surge en los efectos de la modalización del posible, imposible, necesario y contingente, modos que obligan a que todo recorrido tenga como virtud la paciencia con uno mismo en tanto muchas veces el no puedo, se traduce en que es necesario no saber para confrontarse con el no querer saber de un saber insabido. Es entonces que podemos reconocernos como directores de un teatro en el que los tramoyistas son magos. No quiero es otra manera de decir no puedo. Debemos entonces ser cautos con lo que se escucha y con el punto en el que se pueden romper las puntadas.

Así me gustaría empezar esta serie de textos que no tienen un comienzo ni un fin estructurado y que no dan cuenta sino de lo que puedo decir en un momento dado y que no debe ser tomado como explicación ni enseñanza, sino como un intento de inscribir los momentos en que el recorrido decanta lo que mas tarde o temprano se volverá turbio, justamente por efecto de una turbulencia que me mantiene siempre en calidad de aprendiz. Si el lector puede hacer suyas estas palabras en el acuerdo

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