MÁQUINA DE SOÑAR
Tic-tac... y el preciso momento en que la máquina empezó a andar, se oyó el crujido que marca el comienzo de un andante de plomo, el primer engrane no advierte donde termina su movimiento, no sabe que marca el tic-tac para quien lo escucha. Es ajeno al comienzo del día, la hora de una comida, el momento de un nacimiento. Ese pequeño dentado no reconocerá que marca la cadencia de un último suspiro en el tiempo que dura su paso, de una sonata inmortal, de un mar embravecido. No dará cuenta de la infinita espera ni de la nostalgia anticipada. Hubo sin embargo un momento que lo tiene cada vez más en el olvido, soñó que no era de metal, sino de tiempo...
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