HUMANOS

De cualquier determinismo se debe sospechar, por ejemplo de aquel que reduce todo lo humano a la conducta.  Ya que tiene como base eliminar toda condición mediática entre la causa y el efecto. Entonces entra la cognición a abrir la caja negra en la que se oculta los algoritmos causa de conducta,  proponiendo operar en estos algoritmos con su propia lógica,  la de la razón.
 
Lo que  la lectura lacaniana de Freud enseña,  es que la razón es en sí un fantasma...  la memoria son huellas,  significantes que se engarzan por sus efectos metafóricos y metonímicos,  Cuando la conducta asiste,  la memoria asocia,  es decir, teje una serie de nudos de los cuales algunos efectos son despreciables y otros son tasados de gran valor según el placer o malestar SUBJETIVO que ofrezcan.  Este valor subjetivo no es el mismo, pero si isomorfo con el del cuerpo.  En la subjetividad, lo que era placer-displacer,  lo que era dos,  se vuelve el uno del goce,  se goza de todo límite al borde sea  por el placer o el malestar.  De lo que hace borde,  de los objetos que bordea,  se goza de eso,  de esa palabra,  de ese pensamiento,  de esa conducta.  y entonces somos humanos. 

Alguien nos puede discutir,  si toda experiencia human esta en el orden de  esas asociaciones de la memoria de las que incluso no nos enteramos al ser inconscientes, ¿no es otro tipo de determinismo del que sospechar?.  Hay que responder que si,  pero la diferencia es que estas asociaciones hacen discurso, y ahí donde el discurso era,  adviene un sujeto.  Sujeto efecto de una irrupción,  es decir, que el discurso en su determinación guarda un espacio donde no lo determina todo,  un espacio contingente con el que cada uno puede hacer lo que pueda,  pero también lo que decida hacer con eso. Pudiendo inventarse, sirviéndose de si mismo.  Para eso sirve un análisis.

Ese espacio efecto de que no todo funcione,  es a su vez motor y lugar de resistencia a la determinación.  Lo que hemos llamado libertad,  no es más que la ilusión de una determinación que nos obligue a ser felices unos con los otros,  es decir,  la condición del esclavo que no tiene voz ni voto.  Por eso el psicoanálisis debe ser un lugar de resistencia ante un mundo que elimina el aspecto subjetivo reduciéndolo al acto o el proceso encuestable,  medible y evidente, so pena de dejar de ser sujetos, de dejar de ser, humanos. 

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