MODA, EDUCACION Y PSICOANÁLISIS

La moda siempre es caduca. En el ambito educativo por ejemplo esta dado por sentado la necesidad de tener una educación universitaria –nadie puede quedar fuera de la U y sin mucho cuestionamiento de su razón de ser- todo esto bajo la luz de nuevos horizontes creados por la creciente oferta de maestrías y doctorados. Estar “in” es reconocerse y ser reconocido dentro del status quo de las ofertas laborales.

El motivo de las prendas de vestir de moda por ejemplo no es siquiera la ropa en si misma como prenda util, sino recalcar el logotipo del diseñador, valor agregado solo ante la mirada de los otros, que recompensa elo valor de la costosa vestimenta. Así dentro de la oferta-demanda de la educación, el titulo de Magister o de Phd tiene que prevenirnos que el nombre al que precede es el de quien tiene un "saber" dispuesto a ser objeto de intercambio en el mundo laboral dentro de las instituciones, un saber que sirva a la institución. Se espera de cierto logotipo universitario, de la elaboración de una tesis, de la asistencia regular a clases de una calificación mayor a tal valor que autorice al llamado estudiante a ocupar ese rol que al ser interrogado, lo que estorba es el deseo. En un sistema educativo que nos enseña a aprobar requisitos, el deseo no es uno de ellos.

La institución estorba al psicoanálisis. En las instituciones educativas por ejemplo se espera algunas veces de los “psi” que resuelvan los conflictos de los estudiantes. Se pide muchas veces aplicar intervenciones ortopédicas acompañadas con el siempre bienvenido “sermón” que apele a la conciencia moralista de aquellos que han osado poner en entre dicho lo que el sistema espera de ellos. Temas básicos como la sexualidad, las drogas, la agresividad, se ponen al nivel de lo que podría entrar en el saco de los buenos modales, para formar "personas de bien". Talleres para padres que buscan conmover a una audiencia que en mayor o menor medida hará valer los tips psicológicos que han recibido y que durarán –par de días, una semana- proporcionalmente a la carga de arrepentimiento o sugestión a la que han sido expuestos.

Si el psicoanálisis interroga justamente esos diques imaginarios para escuchar lo que del sujeto se juega en sus síntomas, es porque precisamente no obedece a una ideología ortopédica y tampoco por supuesto alienta lo contrario. Las ideologías dominantes en las que toda institución se sostiene habrá que cuestionar desde cada discurso. El psicoanálisis no esta para ir en contra corriente y menos para formar parte de las herramientas pedagógicas que alimenten estas ideologías. Sin embargo la sola posición ética que plantea es subversiva y cuestiona, no siendo siempre bienvenida. ¿Qué lugar tiene el psicoanálisis dentro de las instituciones? Esta pregunta nada original tendrá que resolverse en la medida en que uno se interrogue desde dónde sostiene la clínica que practica y qué lugar ocupa en esta escucha la institución de la que se es parte sabiendo que estas son necesarias.

SANTIAGO RUEDA MONTOYA
18/ENE/2011

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