EL MUNDO DE LAS IDEAS

Idea: Los idealistas sostienen que el mundo que percibimos no pertenece sino a un atributo mental que no está por fuera de lo que podríamos llamar nuestra mente, es decir,  la idea de mundo existe gracias a que esta ya en nuestra mente. ¿Podría existir solo en nuestra mente?. Dejando de lado otras preguntas pertinentes, la que salta a la vista y que puede refutar este axioma, es: ¿qué entendemos por mente?

Nadie percibe un "perro nadando en el aire". Si suponemos que los hecho no dependen tan solo de un punto de vista, sino de tercero que los pueden también constatar, entonces podemos comprobar los hechos más simples y confusos como por ejemplo: si una taza desaparece cuando dejamos de percibirla, o si efectivamente todos vemos un cuerpo sentado en una silla. Por supuesto puede ocurrir que solo uno lo vea y no todos. Existen no solo respuestas sino de hecho enigmas psiquiátricos que parecen mágicos, alteraciones inverosímiles como reconocer objetos que no podemos nombrar, o nombrar objetos simples imposibles de reconocer, percibir un miembro amputado, olvidar un rostro cotidiano o incluso lo que se ha llamado una “alucinación negativa” dejar de percibir el objeto por su omisión en la realidad. En toda esta gama de lo natural y sobrenatural hay quienes presencian milagros con vírgenes aparecidas, algunos solo parecen vírgenes y otros dudan de la virginidad que no puede ser percibida.

El panorama  se muestra complicado y se podría desenredar la madeja y destejer y tejer una respuesta con las nuevas preguntas sobre lo que hemos decidido llamar nuestra mente. Freud utilizaba también la palabra alma para referirse a los fenómenos que ocurren en el ámbito de la psiquis, o ¿es que la psiquis es la palabra que se utiliza ahora para los fenómenos del alma?, ¿Cuál palabra explica a cuál? Quizás en esta pregunta laberíntica se ensaya una respuesta, es que quizás la pregunta por la mente nos lleva a interrogar la subjetividad y con ello la particularidad.


El problema de suponer un mundo fenomenológicamente sostenido en nuestras propias ideas, es que justamente lo “propio” se vuelve universal en la medida en que parece que hay una realidad compartida. Y ¿si la pregunta por la mente no se resuelve en lo particular sino en lo universal?, puede ser que los verdaderos fantasmas no sean de uno sino de todos, trágica puesta en escena donde los tramoyistas ignoran su propia condición de escindidos, barrados, divididos. ¿Acaso se podría pensar un mundo existente en una “mente universal” de la que somos efecto? O quizás  ¿causa? 

3 comentarios:

  1. Muy bueno, Santiago. Claro, ese estilo de llevar la duda metódica hasta las últimas consecuencias no es mi preferido; prefiero creer que tengo las respuestas a dejar tanta interrogante, prefiero creer en que somos parte del mundo existente en esa "mente universal" (aunque Dios sea para mí mucho más que una mente universal, y el Mundo una creación de Dios y no parte de una idea).

    Me dieron ganas de comentar aquí, porque justo estábamos hablando con la Marce de algo por el estilo. ¿Cómo sabemos qué es realidad y qué no? Bueno, lo sabemos. Que hay una realidad absoluta, independiente de quien la percibe, es algo innegable. Pero, precisamente, ¿puedo afirmar que lo que yo considero realidad efectivamente lo es? Absolutamente no.

    Yo no soy partidario del empirismo ni del racionalismo: sé que hay una realidad más allá de lo que puedo comprobar o puedo entender. Tal vez no pueda atisbarla más que con mis limitados sentidos y entendimiento, pero sé que está ahí. Y creo que todos, incluso aquellos que perciben una realidad que no existe para los demás (llamémosle alucinación), están convencidos de esto.

    En este sentido, y con mi claro enfoque religioso, quería acotar acerca de los milagros y las vírgenes: coincido en lo que creo entender en tus palabras, que hay dos tipos de personas (o bueno, tres si añadimos a los escépticos que ni niegan ni afirman, sino investigan -jejé-) los que creen y los que no creen. Porque es raro que una persona diga haber sido parte de un milagro o una aparición, y que no haya personas que crean que fue así, tanto como personas que lo nieguen. Un hecho no es un acto aislado e individual, existe para nosotros porque lo compartimos de una u otra manera. Lo sano (por poner un término) es aceptar que ese hecho podría ser cierto, y si me interesa investigo para formarme un juicio. A la larga, nadie puede afirmar con total autoridad que es cierto, por todo lo que hemos dicho. Pero tampoco afirmar lo contrario. Sin embargo, hay mentes que se piensan "científicas" y "racionales" y niegan de plano aquello que no pueden comprobar, o con los sentidos, o con la mente. Y eso es lo triste de todo, porque ni siquiera a nuestra mente y a nuestros sentidos le podemos dar total crédito. Y eso nos llevaría al escepticismo absoluto de no creer ni siquiera en que estoy aquí escribiendo.

    Saluti.

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  2. Gracias Pedrito por tu comentario siempre bienvenido y pertinente, a veces cometo el error retorico de sembrar dudas quizás ligeramente. Si no hay ninguna referencia que se vuelva absoluta nuestra existencia es quizás el mayor acto de fe, no se si esta pequeña palabra deba tener solo tintes religiosos pero seguro si tu fe es fuerte tus referentes lo serán también. Un abrazo..

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  3. No creo que sea un error retórico, simplemente no es mi estilo. Es más, pienso que a muchas personas les sirve que les hagan pensar de esta manera y sacar sus propias respuestas, que de otra manera no lo hubieran hecho.

    Estoy totalmente de acuerdo, sobre todo en eso de que la fe no es sólo parte de la religión. Chesterton decía, no me acuerdo la frase exacta, que todo hombre necesita creer en algo, si no es la religión será la sociedad, el dinero, el poder, etc. Una definición de fe en el Diccionario de la RAE (entre las muchas) es "conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas"; pero prefiero quedarme con la de San Pablo es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Y eso que se espera, que no se ve, no tiene por qué ser necesariamente religioso. Aunque, claro, para mí sea así.

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