MUERTE AL REY


Obreros de la muerte con salario mínimo, caballeros que atropellan, mirar de frente, avanzar y retroceder. La lid escapa al alcance del rey, no puede estar más allá del próximo paso. Plano de encuentro de opuestos, la especularidad se rompe en el mayor contraste posible y al unísono  es uno mismo en su proyección. Tiempo que en su prisa se eterniza  ¿acaso hay lugar para el silencio y el movimiento en una eternidad?  
Todas las dimensiones convergen en un solo movimiento, el lugar de la traición no está en la horizontalidad, el error es condición de una decisión vertical, arriba se esboza una estrategia que a priori busca con su propia muerte provocar la siguiente. Todos los movimientos son uno mismo y al final serán solo el olvido.
¿Y si todo está ya escrito? La estrategia no es del rey y no le pertenece a quien presta su mano para mover las fichas, sino trágico que en el primer movimiento firmó  ya su suerte, todo estuvo ya siempre dicho, la batalla estuvo ya pérdida para el ganador y el vencido. Entre lo necesario y lo contingente se podría encontrar el jugador que apuesta a lo perdido.
Adelantarse al próximo paso es solo condición de aceptar que hay algo que debe caer, y que no habrá rey que sea el último en quedar de pie.

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