La relación de los registros de lo real, simbólico e
imaginario, obliga a pensar el nudo borromeo. Se tiene la idea de una relación
de equilibrio, que establece una simultaneidad entre estos registros. Sin
embargo la relación lógica que plantea el nudo nos interroga sobre cómo se
anudan cada uno de los registros y es que el anudamiento de dos de estos es gracias a que un
tercero interviene y deviene como tal.
¿Cómo se relaciona lo Real y lo imaginario?
Utilizamos la idea especular o de proyección que utiliza Lacan
en sus modelos ópticos para intentar decir algo de esta relación. En una proyección
de cine por ejemplo se proyecta una imagen
sobre una pantalla, ¿cómo puede un espectador diferenciar la imagen de la
realidad? No es una cuestión de forma ni de engaño a lo que se apunta, no se
trata de sorprender a una audiencia con un tren a punto de embestirlos. La
posibilidad del cine y de la imagen está en que podemos suponer una realidad
que “es” que le suponemos ser, la imagen “no-es”, se juega entonces el ser, que engaña para poder ponernos la
trampa de la imagen sabiendo que no es.
La realidad es gracias a un real que la sostiene en la
medida en que no le falta nada. La dimensión de lo real en el mundo que es la
imposibilidad de tener un acceso directo a la cosa que no sea por el rodeo del
significante funda y se sostiene en la posibilidad de un no-ser de la imagen. Esto permite que hagamos del cine un engaño,
que nos identifiquemos con los personajes, que se provoque el llanto, la risa,
el miedo pero que se soporte gracias a estar por fuera de la escena.
Esta diferencia que se establece entre el ser y el no-ser funda justamente la
diferencia introduciendo el simbólico, registro y orden del significante. El
sujeto es lo que un significante representa ante otro significante dice Lacan,
y un significante no se significa a sí mismo. El significante como la moneda, -el “Zahir”
de Borges- es un objeto que pudiendo ser cualquiera está
cargado de sentido y representación solo en la medida en que representa lo que no-es. La posibilidad de nombrar algo
está en lo que oculta en lo que articula. Lo simbólico es pura diferencia y esa
diferencia opera desde que a la imagen irrumpe la posibilidad de un real que
establece el engaño necesario y ficcional del ser, al mismo tiempo es
justamente esta brecha la que funda lo simbólico.
La pregunta por el ser
y el no-ser fundada gracias a la
irrupción de lo real en lo imaginario permite la diferencia, lo simbólico,
efecto y causa de esta diferencia que permite operar un cuarto anillo no
dibujado que representa la función del nudo borromeo.
Los animales pueden estár en el registro imaginario, pero no
tienen acceso al simbólico en la medida en que no opera el real estando no
exiliados al deseo, a la operación del objeto pequeño a.
Partiendo de los tres registros de la praxis psicoanalítica
ResponderEliminarLacan propone que la inhibición es el resultado del avance de lo imaginario sobre lo simbólico; en el síntoma, ocurre lo mismo respecto de lo simbólico en relación con lo real; en la angustia, se trata de lo real
invadiendo lo imaginario.
Con todo la imprecisión y el relativismo que comporte; y, a riesgo de hipostasiar lo propuesto en RSI, agrego: apatía, lo simbólico satura lo imaginario; prejuicio, cuando lo imaginario desplaza a lo real; corrupción, se da
cuando lo real inunda lo simbólico.
PS: el término clave es hipostasiar; proviene de la teoría religiosa de la Santísima Trinidad.
PSS: Aquí lo utilizo en el siguiente sentido: to regard or treat (an abstraction) as if it had concrete or material existence.
Dr. Carlos Norberto Mugrabi
Gracias Carlos por tu respuesta.Habría que considerar que se entendería por apatía prejuicio y corrupción a pesar del riesgo de hipostasiar la noción de estructura, me parece una lectura que se puede trabajar.
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