El acto psicoanalítico tiene
continuidad y dirección gracias a las rupturas, los cortes en lo que
se escucha del paciente que apuntan a una cura, que se dirige hacia la
estructura. Pensemos en el cuadro de Magritte: Esto no es una
pipa.
Magritte
separa el enunciado de la enunciación; el enunciado esto
no es una pipa esta “enmarcado”
en el acto de enunciación de la imagen que proyecta la pintura,
Magritte con pinceladas evoca un significante trazado, para después negarlo en otra escritura. No es una pipa pues es una pintura,
denuncia la condición de ficción de nuestra realidad; Sin embargo
será una pipa en la medida en que hace falta ese significante “pipa”
para negarlo, no puede ser otra cosa, no dirá: esto no es
un caballo, se pierde el efecto
porque de lo que se trata es de separar el significante “pipa” de
su dibujo, y el dibujo del objeto.
¿Esto no es una pipa?
El
psicoanálisis se dirige a puntuar y suspender una sería infinita y siempre
diferida de nuevos marcos que dan cuenta como la afirmación esto
no es una pipa termina siendo un
acto de enunciación que es parte del enunciado, el texto no puede
estar por fuera del cuadro, es parte de la pintura y de lo que no
es, negandose a si mismo
indefinidamente. Esta condición diferida del ser es la que comparte
el sujeto, sujeto del deseo, siendo esta falta su gravitación y
movimiento.
Explicar
la estructura, diciendo que es imposible, inefable, es como dibujar
(...) puntos suspensivos, o dejar un espacio en blanco, escribir la
dífferance Derridiana
, tachar la palabra, o dibujar una no-pipa. Estos formatos serán la
enunciación que en su forma fallida explican un enunciado que se escapa, es
decir el acto de la palabra.
Is this not a pipe ?
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